Parroquia Jesús Crucificado
Tener la casa propia es el sueño de todo ser humano. Pirovano es una realidad aún antes de este siglo que ya finaliza.
El cura párroco de bolívar, Vicente Bautista, visitaba la población, y a iniciativa de la señora doña María Rosa Lezica de Pirovano, concretó los planes de construcción de la capilla a fin de rendir el debido culto a nuestro señor. Hacía falta la Casa del señor hacía tiempo, ya que los bautismos y otras ceremonias se tenían que realizar en el hotel Milani, o en épocas de misión en las estancias.
Desde su origen como pueblo muchas cosas, muchos edificios se han construidos. Algunos perduran, algunos son recuerdos. Pero hay uno que es presencial: La Casa del Señor.
Su torre que se alza por encima del pueblo. Sus campañas llamando en repique, a estar allí en Misa.
En el patio una gruta de Nuestra Señora de Lourdes es lugar de oración y meditación en medio de los hermosos árboles y jardines que rodean la capilla.
El atrio, el pórtico, el coro, todo tiene un sabor especial. Cuantos encuentros, saludos, sonrisas y las lágrimas se han producido en este ámbito.